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jueves, 5 de abril de 2012

CAMBIOS PSIOLÓGICOS-COGNITIVOS EN LA TERCERA EDAD

PERSONALIDAD.


Los hipotéticos cambios de la personalidad que sufren las personas mayores, en realidad, son estereotipos que asociamos a sus cambios físicos, y que la sociedad mantiene
porque funcionan como telón social.
La mayoría de los estudios realizados en los últimos años demuestran la estabilidad básica de los rasgos de
personalidad a lo largo del tiempo.
Si se producen cambios en nuestra personalidad durante el envejecimiento, es por influencia del deterioro físico y la dependencia real o subjetiva que los cambios en los diversos ámbitos pueden generar en nosotros mismos.
Estos cambios pueden acompañarse con pérdida de la autoestima y de aislamiento, lo cual repercute en nuestra red de apoyo social y en nuestras oportunidades de participación en actividades, y eso puede afectarnos.


NIVEL SOCIAL.


El envejecimiento está condicionado por unos cambios sociales importantes.
Los más llamativos son los cambios de roles; en la mayoría de los casos tendríamos que hablar de pérdida de los mismos, aunque también exista una ganancia en alguno de ellos. Debemos enfrentarnos a procesos de pérdidas habituales y a un mayor aumento de tiempo libre por ocupar.



JUBILACIÓN.


La jubilación implica una pérdida del papel profesional que se dispensaba a la sociedad, además de conllevar un descenso del poder adquisitivo y del contacto social que proporciona el trabajo, y también un aumento del tiempo libre.
A pesar de todo ello, la adaptación a la jubilación es satisfactoria con la adopción de nuevas rutinas y de nuevas actividades.
Una buena adaptación será mucho más favorecedora si se tiene una buena salud, ingresos económicos suficientes y una red social sólida.
Evidentemente, tendrá una adaptación negativa al proceso de la jubilación que ésta venga dada de forma inesperada.

RELACIONES FAMILIARES.


Durante el proceso de envejecimiento se producen cambios en la estructura familiar. Los hijos se hacen
mayores y abandonan la casa de sus padres, produciéndose el fenómeno denominado «nido vacío»,
que en términos generales es aceptado positivamente:hay más tiempo libre, constituye un alivio de responsabilidades y se produce un cambio en la relación, que pasa a ser más «instrumental» y satisfactoria. La viudedad, como es lógico, es más frecuente a edades avanzadas, siendo las mujeres las más afectadas. La reacción ante la pérdida es muy diversa y compleja, tiene una aparición de sintomatología depresiva que tiende a desaparecer en un plazo de uno a dos años.

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