Páginas

jueves, 5 de abril de 2012

CAMBIOS PSICOLÓGICOS-COGNITIVOS EN LA TERCERA EDAD


INTELIGENCIA.

A pesar de la gran cantidad de estudios que intentan reflejar los cambios en la inteligencia según las distintas edades y que se dirigen a demostrar que en la vejez la inteligencia se ve afectada, en general se puede decir que:
a. Las habilidades intelectuales, como la comprensión verbal y el razonamiento aritmético, se mantienen en lo referente a la información, el vocabulario, lo autobiográfico, etc. (esto es lo que se denomina inteligencia cristalizada).
b. Se produce una leve disminución en las habilidades para los nuevos aprendizajes, en el razonamiento, lo numérico, simbólico, etc. (esto es la inteligencia fluida: la capacidad perceptual, razonamiento inductivo,
simbolización).
Pero el factor determinante para pensar en la pérdida de la inteligencia, es la velocidad de procesamiento y la distribución de la información, que disminuye con la edad, aunque todo ello está sujeto a las diferencias individuales. Debemos ser optimistas en este respecto, ya que la inteligencia se puede mejorar a través
de entrenamiento, gracias a la plasticidad cognitiva de nuestro cerebro. El promedio de pérdida de habilidades es reducido si se entrenan éstas, e incluso se pueden mejorar o recuperar ciertas habilidades perdidas.



MEMORIA.

Es una de las variables más estudiadas debido a su asociación con las personas mayores, porque es un marcador indicativo de demencia y porque es una queja frecuente.

Tipos de memoria:


MEMORIA SENSORIAL.
Representa la primera fase en el procesamiento de la información que realizamos dependiendo de modalidades sensoriales.

En dicha memoria la información permanece poco tiempo, tan sólo unos segundos, pero si es procesada adecuadamente, la información pasa a la siguiente memoria.
En ella influyen los cambios sensoriales (como los del oído), pero no tiene propiamente cambios importantes que generen limitaciones en nuestro comportamiento cuando envejecemos, aparte de precisar mayor tiempo para extraer la información o fijarla.


MEMORIA RECIENTE O MEMORIA A CORTO PLAZO.
También llamada memoria primaria o memoria inmediata. La información es retenida tan sólo durante algunos minutos, a no ser que sea reactivada por nosotros. A medida que envejecemos experimentamos dificultades para retener listas de dígitos, principalmente en orden inverso. La rapidez con la que damos
una respuesta a una tarea es también mayor, requiriendo más tiempo para procesar la información y dándose, en general, un enlentecimiento en el proceso cognitivo de la información.


MEMORIA REMOTA O MEMORIA A LARGO PLAZO.
Puede almacenarse en ella una cantidad indeterminada de información durante largos periodos de tiempo.
La información la olvidamos en secuencia inversa al orden en que se aprende (ley de Ribot), por eso, cuando somos mayores tenemos más dificultades para recordar hechos recientes, pero no aquellos que están anclados fuertemente en nuestra experiencia individual, como por ejemplo acontecimientos de nuestra
niñez o juventud, o muy emocionales. En general se mantiene bastante bien.
En términos generales la memoria es imperfecta en todos nosotros, independientemente de la edad. La atribución de esos déficits de memoria en las personas más jóvenes es distinta que en los más mayores:
- Persona mayor: problema estable e interno, porque es mayor.
- Jóvenes y adultos: problema inestable y externo, depende del entorno.
Los déficits que nos podemos encontrar estarán muy relacionados con la complejidad de una tarea determinada, menor velocidad en el procesamiento de la información, menor capacidad de almacenamiento y problemas en la atención.
Los cambios son muy heterogéneos, al igual que en la inteligencia, pero la memoria también se puede entrenar y mejorar, tratando entre otros aspectos la focalización de la atención y el incremento de hábitos conductuales.


No hay comentarios:

Publicar un comentario