Esta es mi cuenta en twitter: @vjg1128.
Páginas
domingo, 13 de mayo de 2012
TRATAMIENTO A LOS ENFERMOS DE ALZEHIMER
CÓMO NO ACTUAR CON LOS ENFERMOS. PAUTAS GENERALES.
En
líneas generales, a la hora de actuar comportamentalmente con un enfermo los
aspectos a tener en cuenta serían los siguientes:
¨ Nunca gritarle.
¨ Prevenir las situaciones que desencadenan el problema de conducta.
¨ Simplificar las actividades que tiene que realizar el paciente,
hacerlas paso a paso, explicarle lo que se le va haciendo (al vestirle, etc.).
¨ Darle tiempo a que responda, el enfermo reacciona más lentamente.
¨ Cuando esté confuso, reducir las situaciones que le pueden
confundir, como personas extrañas, ruidos, la televisión, etc.
¨ Evite preguntarle o decirle que haga cosas cuando está cansado.
¨ No hacerle todo, permitirle que él continúe haciendo lo que pueda,
hasta que aparezcan los primeros síntomas de frustración.
¨ No preocuparse al perder el control, respirar profundo, actuar con
calma, no culpabilizarse ni descontrolarse, el paciente pronto lo olvidará.
¨ No argumentar, explicar o razonar durante una reacción
catastrófica.
¨ No le exprese su ansiedad o frustración.
CAMBIOS EN LA CONDUCTA FASE MODERADA
PROBLEMAS DE CONDUCTA EN LA FASE MODERADA DE LA ENFERMEDAD.
En la segunda
fase los enfermos de Alzheimer presentan la parte más florida de sus alteraciones
de conducta: agresividad, alucinaciones, delirios, agitación... Es precisamente
en esta fase cuando el manejo conductual es más necesario, el familiar tiene
que comenzar a sumir que la persona con la cual ha convivido toda la vida está
cambiando a consecuencia de la enfermedad e incidir en la importancia de la
comunicación no verbal como fuente de manejo de la información.
También es
importante el manejo del denominado fenómeno de la puesta
de sol, el empeoramiento de los enfermos como consecuencia de la pérdida de
la estimulación ambiental.
La causa de este
fenómeno todavía no es muy conocida, aunque existen y se argumentan varias
hipótesis, como la reducción de estímulos que acontece al anochecer, lo cual
genera más inseguridad y sensación de descontrol del entorno; también la
disminución de la luz podría afectar a la capacidad de interpretar los estímulos
(personas u objetos). El hecho de que por la noche exista una mayor actividad
en los domicilios familiares también puede ser una variable a tener en cuenta
en la desorientación y la confusión del enfermo.
En cualquier
caso, estaría implicado un cambio en el entorno que puede provocar reacciones
catastróficas y un empeoramiento en su conducta.
Puede que los
familiares y cuidadores se encuentren más fatigados y transmitan estímulos
negativos al enfermo.
A continuación
se muestran algunas de las alteraciones más frecuentes en esta fase:
Delirios
Los delirios son
una de las alteraciones más frecuentes en la enfermedad de
Alzheimer y
constituyen una de las mayores causas de preocupación entre los familiares.
Por lo general,
aparecen en las etapas intermedias o avanzadas de la enfermedad, siendo los
enfermos con delirios más proclives a un deterioro más rápido y a sufrir
mayores problemas de orientación que los que no presentaban esos síntomas. Al
mismo tiempo, los pacientes con delirios son más agresivos, miedosos, menos
accesibles a cuidados, etc.
Los delirios más
comunes son el robo de sus pertenencias, la infidelidad (llegando a la
celotipia), vivir en otra casa que no es la suya, abandono...
Se
suele dar otro delirio denominado síndrome de Capgras: el enfermo piensa que
las personas de su entorno no son quienes dicen ser.
Cómo actuar.
¨ Facilitar la ubicación en el espacio conocido y familiar.
¨ Buscar desencadenante. Analizar el porqué, el momento antes y
después del delirio.
¨ Nunca seguirles la corriente ni discutir con ellos sobre la
veracidad del delirio.
¨ Mantener conversación con él apoyándonos en las ideas coherentes reforzándolas
y premiando este discurso.
¨ Desviar la atención a actividades o cosas agradables, que se sepa
son del agrado del enfermo.
¨ No dejarle solo.
¨ Se debe intentar orientarle con tranquilidad.
¨ Se debe mejorar en lo posible los déficits visuales y auditivos.
¨ Si los delirios se producen especialmente durante la noche, dejar
una pequeña luz encendida.
¨ Explicarle lo que ve o escucha si no lo entiende, repetir
información.
¨ Cuando el enfermo es muy suspicaz, evitar hablar bajito en su
presencia.
¨ Si no reconoce a un familiar, no contradecirle, tranquilizarle y
una vez tranquilo, explicarle el parentesco.
Alucinaciones.
Las
alucinaciones son alteraciones de la percepción sensorial, que surgen sin que exista
un estímulo real. El enfermo puede ver, oír o tener sensaciones táctiles que no
son reales. Las alucinaciones más comunes consisten en ver cosas o escuchar sonidos.
Cuando un enfermo sufre una alucinación, ésta le parece tan real que las sensaciones
que presenta varían desde un miedo o ansiedad espantosa, en unos casos, hasta
una alegría y sensación de bienestar, en otros.
Cómo actuar.
¨ Evaluación de defectos sensoriales. Por ejemplo, personas con
pequeños déficits auditivos mejoran con la implantación de un audífono (vista y
oído).
¨ Vigilar y revisar los fármacos, consultando las dudas con los
especialistas.
¨ Buscar desencadenante, la razón de esa alucinación, el momento del
día en el que se produce encendida.
¨ Nunca negar la alucinación, recordar que para él es real.
¨ Tranquilizarle, acercarse despacio y siempre dentro de su campo
visual, identificándonos y diciéndole en todo momento quiénes somos.
¨ Podemos intentar distraerle mostrándole algo que le guste.
¨ Si la alucinación no es peligrosa, dejarle.
Agitación.
La
agitación es un estado de intranquilidad y excitación que el enfermo no puede controlar
y que carece de una finalidad aparente. El enfermo se mueve, balancea, frota
las manos o toca algún objeto de manera constante. La agitación puede suceder
momentos antes de que el enfermo se ponga agresivo, por lo tanto, controlarla
es fundamental para evitar la agresividad posterior. Ante un problema de
agitación, lo principal es buscar las circunstancias que hacen que la persona
se comporte de esa manera. Una vez conocidas, es mucho más fácil tomar medidas
para corregirla.
Cómo actuar.
¨ Buscar el contacto visual.
¨ Intentamos tranquilizarle verbalmente.
¨ Intentamos agarrarle las manos, a la altura de las muñecas, con
una suave presión para transmitirle tranquilidad (contacto físico).
¨ Imitación de la respiración del enfermo, en muchas ocasiones los
enfermos tienden a la conducta modelada. La respiración deberá ser cada vez más
lenta.
¨ Cambio de ambiente (deambulamos con él, manteniendo el contacto físico)
dándole seguridad y tranquilidad mientras desviamos la atención.
¨ Analizar lo ocurrido y modificar el entorno.
¨ Siempre dar una respuesta a sus sentimientos, no ignorar, ni
tampoco darle demasiada importancia.
¨ Intentar reducir la estimulación excesiva. Muchos estímulos a la
vez (televisión, radio, ruido de otras áreas de la casa) le producen excitación
y nerviosismo.
¨ Simplificar el ambiente que le rodea, evitar hacer cambios
drásticos.
¨ Que no beba bebidas cafeinadas, estimulantes ni alcohol.
Agresividad.
Cuando
la agitación y/ o la ansiedad del paciente no se afrontan con resultados positivos,
ya sea de forma conductual o farmacológica, pueden sobrevenir conductas
agresivas, tanto para los pacientes como para su entorno más próximo. La
agresividad puede ser debida a múltiples factores: dolor, cansancio, medicamentos,
el entorno —muy exigente o tenso— o la propia enfermedad —al tomar conciencia
de los déficits cognitivos— o por una afectación de las zonas frontales del
cerebro.
Cómo actuar.
¨ No gritar, sujetar, provocar o elevar la voz.
¨ No enfrentarse ni pedir explicaciones.
¨ No hacer gestos bruscos, ni tocarle inesperadamente o por detrás.
¨ Postura empática, receptiva, recordar siempre que la sonrisa es el
amortiguador de la agresividad.
¨ Eliminar o retirar objetos peligrosos del alcance del enfermo.
¨ Buscar el contacto visual facilitando el acercamiento progresivo.
¨ Si el enfermo está muy agresivo o en ese momento no se le puede controlar,
colocarse fuera del alcance de sus golpes.
¨ Preguntarle qué pasa y si le podemos ayudar (con voz suave).
¨ Desviar la atención (verbalmente o ambientalmente).
¨ Anticiparse a la agresividad.
¨ No tomarlo como algo personal.
¨ Olvidar lo ocurrido recordando siempre que la persona agresiva que
está al lado es un enfermo.
Insomnio.
Los
trastornos del sueño en la enfermedad de Alzheimer son frecuentes.
Alrededor
del 40-70 % de los pacientes sufren estas alteraciones, y es uno de problemas
de conducta que más repercuten en los cuidadores.
Durante
el envejecimiento se modifican los patrones habituales del sueño (los mayores
se despiertan más veces, necesitan dormir menos horas que los jóvenes, tardan
más en conciliar el sueño, presentan somnolencia durante el día y realizan siestas
más frecuentes); en la enfermedad de Alzheimer a esto se le une la desorientación
temporoespacial, de tal manera que cuando los enfermos se despiertan por la
noche, se levantan porque no pueden saber la hora que es.
Cómo actuar.
¨ Crear una rutina de horarios de dormir. Programar el sueño.
¨ Evitar las cabezadas diurnas.
¨ Realizar actividad física durante el día, de tal manera que
lleguen cansados a la hora de dormir.
¨ Evitar cenas excesivas o dejarle con hambre. Acostumbrarles a la
rutina de tomarse un vaso de leche tibia ayuda a dormir.
¨ Evitar líquidos excesivos antes de dormir.
¨ No darle bebidas cafeinadas, estimulantes ni alcohol.
¨ Ir al servicio antes de acostarse.
¨ Mantener una temperatura de la habitación adecuada.
¨ Dormitorio tranquilo, si es posible lejos de otras zonas de la
casa donde se produzca ruido ambiental.
¨ Si se levanta, acompañarle para dormir, tranquilizarle y
orientarle.
Conducta sexual inapropiada.
Se
estima que la desinhibición sexual de los pacientes con Alzheimer ronda el 7 %
de los casos. En el caso de enfermos institucionalizados varones hablaríamos el
20-30 % presentan conductas sexuales que implican un conflicto con el personal femenino.
En
general, esta conducta sexual inapropiada tiene que ver con la incapacidad de juicio
crítico y con la desorientación, produciendo la llamada desinhibición como, por
ejemplo, desabrocharse la ropa para orinar en sitios inadecuados, desnudarse
porque se encuentran incómodos o también, en ocasiones, para quitarse el pañal.
Las
lesiones cerebrales pueden afectar a los sistemas que controlan y regulan la conducta
(lesión bilateral de las zonas anteriores y mediales de los lóbulos temporales),
como el síndrome Klüver-Bucy, que se caracteriza por hiperoralidad, placidez
emocional, agnosia y alteraciones de conducta sexual.
Cómo actuar.
¨ No reaccionar de forma alarmante, ni castigarle, ante un problema
de este tipo.
¨ Si se reacciona de forma alarmante se puede producir una fijación,
al no poder comprender si lo que ha hecho es adecuado o inadecuado. Desvío de
atención.
¨ Ayudarle a vestirse llevándole a un lugar tranquilo y adecuado.
¨ Adaptar y modificar la ropa con botones especiales para que no se
la quite con facilidad.
¨ Recordar que cuando hay problemas de masturbación, el paciente
sólo está haciendo lo que le lleva a sentirse bien y no tiene culpa de ello.
¨ Por lo tanto, trate de no darle importancia.
¨ Si hay una exhibición delante de niños o familiares, reaccionar
con naturalidad para no crear un impacto mayor en ellos.
Vagabundeo.
Cuando
el paciente camina sin parar, inquieto, con o sin agitación, sin rumbo ni objetivo
definido, nos encontramos ante un caso de vagabundeo o
deambulación.
Esta conducta puede estar condicionada por el lugar donde predominen las
lesiones cerebrales o por causas externas, como la desorientación temporoespacial,
el miedo, la falta de ejercicio físico o la inseguridad.
También
puede estar provocada por estímulos somáticos, como serían el dolor, el
malestar físico o la sensación de hambre, o por el entorno, con gran cantidad de
estímulos o pobreza de los mismos, poca luz, etc.
Asimismo,
la tendencia de estos pacientes a recordar el pasado provoca situaciones de
deambulación porque quieren ir a su casa, al pueblo o al trabajo.
La
obsesión con perseguir al cuidador principal a todas partes se debe a la inseguridad
y al miedo. Necesitan de una persona como referente para poder tranquilizarse.
Cómo actuar.
¨ Eliminar barreras arquitectónicas que impidan el vagabundeo, como
sillas o muebles en los pasillos, creando de este modo un entorno seguro.
¨ Rodear los nuevos ambientes con objetos familiares.
¨ Buscar el porqué de la conducta, la hora de mayor incidencia, la
causa, y tratarla.
¨ Buscar el contacto visual.
¨ Pasear con él e intentar desviar la atención a otra tarea
gratificante o provechosa de forma serena.
¨ Hablarle, intentar calmarle, evitando una reacción catastrófica
como un grito.
¨ No obligarle a sentarse. Se volverá a levantar.
¨ Dejarle andar. Al tener una mayor actividad física dormirá mejor.
¨ Señal de aburrimiento, intentar aumentar su nivel de actividad
física y mental.
¨ Distraerle.
PROBLEMAS DE CONDUCTAS LEVE.
POR QUÉ TIENE MÁS
FALLOS EL ENFERMO DE ALZHEIMER .
Cada
Enfermo de Alzheimer es único y debe ser tratado como tal. El enfermo es consciente
en las primeras fases del deterioro de que está padeciendo, sobre todo en la
memoria. Comienza a apreciar cómo aspectos cotidianos del día a día pasan por
su vida y no es capaz de recordarlos.
Ante
la avalancha de fallos de memoria que se desencadena con la enfermedad, el
paciente comienza a mostrarse inseguro en aspectos de su vida que había controlado
sin problemas —como la economía doméstica, su trabajo, o simplemente una
conversación entre varias personas—. Esto genera en el enfermo mucha
inseguridad al realizar éstos y otros actos; la inseguridad provoca miedo, y
por este motivo va dejando de salir y se muestra más inseguro a la hora de
iniciar una conversación. Su miedo le genera una elevada ansiedad y al final se
provoca un círculo vicioso: la conciencia de sus fallos le crea ansiedad y esta
ansiedad le lleva a tener más fallos de memoria de los que tendría si el ambiente
en el que vive le diera más seguridad.
FALLOS EN
LA MEMORIA INSEGURIDAD MIEDO
BAJA LA AUTOESTIMA
ALTERACIONES DE CONDUCTA. CÓMO ACTUAR.
Una
de las áreas de sobrecarga de los cuidadores de enfermos de Alzheimer establecida por Florez Lozano en 1987— es la
de las alteraciones de conducta.
Éstas
se producen principalmente en la segunda fase de la enfermedad (fase moderada),
en la que los cuidadores suelen presentar mayores problemas de ansiedad por
estar muy involucrados en los cuidados y encontrarse en un estado de
hipervigilancia constante como consecuencia de los problemas asociados al Alzheimer.
Problemas de conducta en la fase leve de la enfermedad.
La
aparente normalidad de los pacientes con enfermedad de Alzheimer en los inicios
provoca situaciones comprometidas, pues aparentemente al enfermo no le pasa
nada, sigue físicamente igual y él mismo trata de ocultar muchos de sus fallos,
utilizando aquellas reservas intelectuales que todavía posee, fruto de su experiencia
vital. A la familia y al entorno les cuesta reaccionar ante estos problemas,
les cuesta establecer un límite entre la realidad alterada del enfermo y la
realidad propiamente dicha.
En
esta primera fase algunas de las conductas más frecuentes son:
-
Dificultades en el
reconocimiento de la enfermedad.
A
los enfermos de Alzheimer y a sus familiares les resulta complicado establecer unos
criterios de realidad que permitan el reconocimiento de la enfermedad. En muchos
de ellos —al igual que ocurre en familias aquejadas por otras patologías como
el cáncer, la esclerosis múltiple, etc.— se da la denominada “conspiración del
silencio”: el enfermo sabe lo que le pasa, la familia o cuidador también lo sabe,
pero entre ellos no se establecen las pautas de comunicación adecuadas, de expresión
emocional deseable. Cuando el enfermo se integra en un grupo con otras personas
a las que les ocurre lo mismo, habla con ellas de sus emociones, sentimientos y
fallos de memoria. Del mismo modo ocurre con el cuidador: cuando éste entra en
contacto con otros familiares cuidadores de enfermos de
Alzheimer,
le es más fácil expresar sus sentimientos y contar lo que está sucediendo.
La
conspiración del silencio, es decir, la falta de comunicación entre enfermo y cuidador/
familia puede conllevar una negación de los déficits de memoria por parte del
afectado y también de los distintos problemas que puedan observar sus familiares
o su entorno más cercano.
Cómo actuar.
¨ Facilitar la comunicación con el enfermo, ayudarle a expresar sus sentimientos
ante los fallos cognitivos.
¨ No culpabilizarle.
¨ Crear un ambiente de seguridad, en el que el enfermo pueda
sentirse tranquilo.
¨ No expresarle intranquilidad, inseguridad o ansiedad.
¨ Buscar actividades gratificantes, que le gustaron en el pasado, de
esta manera se sentirá más tranquilo, puesto que los conocimientos pasados son
los que mejor conserva.
¨ Buscarle actividades lúdicas en las que pueda participar (en grupo
mejor).
¨ Mantenerlo lo más activo posible, sin obligarlo.
¨ Potenciar sus habilidades, aficiones o pasatiempos.
¨ Hacerlo de forma progresiva, que se sienta importante, útil y
activo.
-
Pérdida de objetos.
Como
consecuencia de los déficits cognitivos propios de la enfermedad, los pacientes
tienden a dejar las cosas en cualquier lado, siendo incapaces, posteriormente,
de recordar dónde lo han dejado.
Esto
les da pie a pensar que les están robando. El enfermo piensa que esos objetos
que se han perdido han sido robados.
La
culpa de esas pérdidas recaerá en el entorno más cercano: cuidador principal, auxiliar
de ayuda a domicilio, hijos... Por lo general, los objetos suelen aparecer escondidos
en sitios inverosímiles, detrás del mobiliario de la casa o en escondites personales
del paciente.
-
Repetición de preguntas.
Los
enfermos tienden a repetir constantemente las mismas preguntas.
Por
lo general, se debe a preocupaciones, a inseguridades, a la desorientación y a la
falta de memoria. Realizan insistentemente la misma pregunta porque ésta no ha
sido fijada en su memoria, y la respuesta emitida por el cuidador tampoco ha sido
almacenada.
Cómo actuar.
¨ Darles explicaciones si no entienden algo. Ofrecerles ayuda.
¨ No sentirse acusado si le señalan como culpable del robo.
¨ Facilitar la comprensión de todas las personas que rodean al
enfermo: amigos, hijos, etc., para que no le den importancia a estas
acusaciones.
¨ No preguntarle dónde ha puesto el objeto, ya que no lo sabe.
¨ Limitar el número de lugares donde pueda esconder las cosas.
¨ Ponerle un distintivo grande a los objetos que se pueden perder.
¨ Guardar las cosas frágiles o de mucho valor.
¨ Mantener la calma y trasmitir tranquilidad.
¨ Analizar la conducta-problema y registrarla.
¨ Cambiar de tema, puede que el enfermo esté aburrido.
¨ Colocar puntos de orientación (relojes, calendarios) en los
lugares donde el enfermo pase más tiempo.
CAMBIOS EN LA CONDUCTA. SEÑALES DE ALARMA.
ALTERACIONES EN LA CONDUCTA.
Las alteraciones
de conducta constituyen la parte más dura de llevar y de asumir por los
familiares en el proceso de la enfermedad de Alzheimer.
Ésta avanza y
con ella los problemas de conducta: vagabundeo, obsesiones, alucinaciones,
delirios, agresividad, agitación, despertares nocturnos...
Todas estas
alteraciones producen en el cuidador una disminución de su descanso, pues tiene
que estar prácticamente las 24 horas del día pendiente del enfermo. A este
ritmo llega un momento en el que el cuidador no puede más, sus defensas
disminuyen y el estrés y otras alteraciones psicológicas comienzan a aparecer.
CLAVES DEL TRABAJO CON EL ENFERMO DE ALZHEIMER.
«A mí lo que me
falla es el ordenador», «temo el día en que no pueda reconocer a mi esposa»,
«soy un inútil, no me acuerdo de nada»... Frases como éstas son habituales en
los grupos de psicoestimulación para enfermos leves que se desarrollan todos
los días. Por lo tanto, un primer aspecto a tener en cuenta es que los enfermos
de Alzheimer son conscientes de su deterioro.
Puntos clave.
1. El enfermo de
Alzheimer, como paciente, tiene derecho a saber qué le está pasando.
2. Se trata de
una persona con una experiencia de vida, es un adulto y, por lo tanto, debe ser
considerado como tal.
3. Es
consciente, en fases iniciales, de su pérdida de memoria y de su deterioro cognitivo.
4. Tiene derecho
a ser tratado con dignidad y con respeto, fomentándole la independencia siempre
y cuando sea posible.
5. Se debe
respetar su identidad personal y llamarle por su nombre siempre, incluso cuando
se encuentre en estadios avanzados de la enfermedad.
6. Cada enfermo
de Alzheimer es único y debe ser tratado como un individuo específico.
7. Hay que tener
en cuenta que para cada reacción catastrófi ca de un enfermo con Alzheimer
existe siempre una razón.
8. La conducta
observada es una combinación de cambios físicos, psicológicos, sociales y
personales influenciados por la experiencia a lo largo de la vida.
9. Para poder trabajar
de una manera eficaz con el enfermo de Alzheimer es imprescindible conocer su
historia de vida, aficiones, trabajos anteriores, etc.
10. Se debe
aceptar al paciente sin prejuicios.
SEÑALES DE ALARMA.
Antes
incluso del diagnóstico de la enfermedad, hay que tener en cuenta una serie de
signos o señales que el enfermo comienza a desarrollar y que podrían indicar el
inicio de un proceso degenerativo como la enfermedad de Alzheimer.
Algunas
de estas señales son:
¨ Disminución de la
memoria reciente que afecta en el desempeño del trabajo.
Es
normal tener pequeños olvidos en el trabajo, pero si éstos se dan de manera muy
frecuente habrá que ponerse en contacto con algún especialista, puede que sólo
sea fruto del estrés o de algún otro problema, pero más vale prevenir.
¨ Dificultades en el
desempeño de tareas familiares.
La
falta de concentración puede ocasionar despistes como olvidarse las llaves o dejarse
el gas encendido. Estos fallos suelen ser comunes en las fases preclínicas de
la enfermedad.
¨ Problemas del lenguaje.
Dificultades
para encontrar la palabra precisa en el momento adecuado: dar vueltas a la
cabeza para recordar un término o para poder denominar algo, es lo que se llama
el efecto de la punta de la lengua.
¨ Desorientación tiempo y
lugar.
Suele
pasar sobre todo cuando uno está distraído, pero al igual que con los fallos anteriores,
si estas distracciones ocurren de manera más habitual que de costumbre, puede
ser considerado como una señal de alarma.
¨ Problemas con el
pensamiento abstracto.
Dificultad
en el manejo del dinero, en el cálculo: problemas con el cambio al ir a comprar
o con las cuentas del banco.
¨ Extraviar objetos.
Si
una persona distraída pierde una cosa puede reconstruir los hechos hasta volver
a encontrarla con mayor o menor dificultad. Un enfermo de Alzheimer tiene
dificultades para hacer esa reconstrucción.
¨ Cambios de personalidad
y de humor.
A lo
largo de una vida la personalidad no suele sufrir demasiadas alteraciones.
El
enfermo tiende a cambiar con facilidad de humor y se vuelve más desconfiado,
suspicaz o temeroso.
¨ Disminución de la
iniciativa.
La
persona se vuelve progresivamente más pasiva, tiene menos ganas de desarrollar
actividades que le resultaban placenteras o de acudir a reuniones o eventos
sociales.
Éstas
son algunas de las señales de alarma más frecuentes. Si alguien se siente identificado
con estos signos, no tiene que alarmarse de inmediato, pero sí sería conveniente
consultar con un especialista.
TRASTORNOS COGNITIVOS
Afectan a la función
intelectual, concretándose en dos cuadros: la demencia y el estado confusional.
Demencia.
Definición.
Consiste
en un deterioro adquirido y persistente de la función intelectual suficiente
para interferir la actividad laboral o social del individuo, que cursa con
alteración de la memoria, nivel de conciencia normal y afectación de al menos
una de las siguientes áreas: alteración del pensamiento abstracto, alteración
del juicio, alteraciones en las funciones corticales superiores (afasia,
o alteración del lenguaje, apraxia, o alteración de las tareas constructivas y agnosia, o alteración del reconocimiento de lo
percibido por los sentidos) o cambios en la
personalidad. Debe existir evidencia o presunción de etiología orgánica.
En la actualidad
no se considera como una única enfermedad, sino como un síndrome que puede
estar causado por más de cien enfermedades, entre las que podemos destacar:
anemias, enfermedades inflamatorias malignas, déficit de minerales (sodio,
potasio, cloro), fallo renal, enfermedades tiroideas y paratiroideas, déficit
de vitamina B12, déficit de ácido fólico, enfermedades del hígado, accidentes
cardiovasculares, hidrocefalias, hematomas subdurales crónicos, etc.
Todas estas
enfermedades físicas que causan deterioro cognitivo son las denominadas
demencias reversibles o demencias secundarias, que corresponderían a un
porcentaje del 5-10 % de todas las demencias existentes, y que unas veces por desconocimiento
y otras por falta de interés o medios se pueden confundir con las demencias
irreversibles y deben ser tratadas. El progresivo
aumento de la expectativa de vida ha dado lugar al incremento del número de ancianos y, consecuentemente, al de las enfermedades
con mayor incidencia a esta edad, entre ellas,
la demencia, que ya empieza a constituir en los
países avanzados el tercer problema de salud más importante después de los
accidentes cardiovasculares y el cáncer. Se calcula
que en la actualidad el 15 % de los mayores de
65 años y el 40 % de los mayores de 80 padecen algún grado de demencia.
Clasificación.
Básicamente
existen demencias primarias y secundarias:
DEMENCIAS PRIMARIAS.
Incluyen
las enfermedades neurológicas degenerativas que producen demencia como
manifestación clínica. Las principales son:
1. Demencia degenerativa: enfermedad
neurológica degenerativa de etiología desconocida. Es la más frecuente,
alcanzando el 50 % de los casos de demencia. La mayoría corresponden a la
enfermedad de Alzheimer.
2. Demencia vascular: producida
por infartos repetidos de la corteza cerebral que producen deterioro progresivo
y escalonado. Suponen el 15-10 %.
3. Demencia mixta: es una mezcla de las
dos anteriores. Aparece en el 15-20 % de los casos.
Otras
enfermedades neurológicas que cursan con demencia son: enfermedad de Parkinson,
enfermedad de Pick, corea de Huntington, demencia por cuerpos de Lewy, etc.
DEMENCIAS SECUNDARIAS.
Aunque
se las denomina así, en realidad no son demencias, sino enfermedades sistémicas
que si no se diagnostican y no se tratan pueden cursar con demencia (como en el
hipotiroidismo, déficit de ácido fólico, etc.) o enfermedades neurológicas no
degenerativas que también cursan con demencia (tumores, infecciones,
hidrocefalia a presión normal, etc.). Son menos frecuentes y en algunos casos
son tratables.
Alteraciones cognitivas:
AMNESIA:
Alteración de la capacidad de formular, codificar y mantener registros de
información necesarios para la adaptación del individuo al medio.
AFASIA: Alteración
adquirida del lenguaje debida a una lesión cerebral que afecta a alguna de las
áreas que intervienen en esta capacidad.
ALEXIA:
Alteración adquirida de la capacidad de leer en un sujeto que ha dominado previamente la lectura.
AGRAFÍA: Alteración
adquirida de la capacidad de escribir en un sujeto que ha dominado previamente
la escritura.
APRAXIA: Alteración adquirida de la capacidad de
realizar movimientos complejos o coordinados y con finalidad, con preservación
de las capacidades motoras de base (la alteración no se debe a temblor,
paresia, distonía, etc.) y un pleno conocimiento del acto a realizar (ausencia
de trastornos de comportamiento intelectivos generales).
AGNOSIA: Alteración adquirida del reconocimiento de
los objetos que no se debe a defectos sensoriales primarios, a deterioro mental
difuso, alteración del nivel de conciencia o a la falta de familiaridad previa
con el objeto.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)