ALTERACIONES EN LA CONDUCTA.
Las alteraciones
de conducta constituyen la parte más dura de llevar y de asumir por los
familiares en el proceso de la enfermedad de Alzheimer.
Ésta avanza y
con ella los problemas de conducta: vagabundeo, obsesiones, alucinaciones,
delirios, agresividad, agitación, despertares nocturnos...
Todas estas
alteraciones producen en el cuidador una disminución de su descanso, pues tiene
que estar prácticamente las 24 horas del día pendiente del enfermo. A este
ritmo llega un momento en el que el cuidador no puede más, sus defensas
disminuyen y el estrés y otras alteraciones psicológicas comienzan a aparecer.
CLAVES DEL TRABAJO CON EL ENFERMO DE ALZHEIMER.
«A mí lo que me
falla es el ordenador», «temo el día en que no pueda reconocer a mi esposa»,
«soy un inútil, no me acuerdo de nada»... Frases como éstas son habituales en
los grupos de psicoestimulación para enfermos leves que se desarrollan todos
los días. Por lo tanto, un primer aspecto a tener en cuenta es que los enfermos
de Alzheimer son conscientes de su deterioro.
Puntos clave.
1. El enfermo de
Alzheimer, como paciente, tiene derecho a saber qué le está pasando.
2. Se trata de
una persona con una experiencia de vida, es un adulto y, por lo tanto, debe ser
considerado como tal.
3. Es
consciente, en fases iniciales, de su pérdida de memoria y de su deterioro cognitivo.
4. Tiene derecho
a ser tratado con dignidad y con respeto, fomentándole la independencia siempre
y cuando sea posible.
5. Se debe
respetar su identidad personal y llamarle por su nombre siempre, incluso cuando
se encuentre en estadios avanzados de la enfermedad.
6. Cada enfermo
de Alzheimer es único y debe ser tratado como un individuo específico.
7. Hay que tener
en cuenta que para cada reacción catastrófi ca de un enfermo con Alzheimer
existe siempre una razón.
8. La conducta
observada es una combinación de cambios físicos, psicológicos, sociales y
personales influenciados por la experiencia a lo largo de la vida.
9. Para poder trabajar
de una manera eficaz con el enfermo de Alzheimer es imprescindible conocer su
historia de vida, aficiones, trabajos anteriores, etc.
10. Se debe
aceptar al paciente sin prejuicios.
SEÑALES DE ALARMA.
Antes
incluso del diagnóstico de la enfermedad, hay que tener en cuenta una serie de
signos o señales que el enfermo comienza a desarrollar y que podrían indicar el
inicio de un proceso degenerativo como la enfermedad de Alzheimer.
Algunas
de estas señales son:
¨ Disminución de la
memoria reciente que afecta en el desempeño del trabajo.
Es
normal tener pequeños olvidos en el trabajo, pero si éstos se dan de manera muy
frecuente habrá que ponerse en contacto con algún especialista, puede que sólo
sea fruto del estrés o de algún otro problema, pero más vale prevenir.
¨ Dificultades en el
desempeño de tareas familiares.
La
falta de concentración puede ocasionar despistes como olvidarse las llaves o dejarse
el gas encendido. Estos fallos suelen ser comunes en las fases preclínicas de
la enfermedad.
¨ Problemas del lenguaje.
Dificultades
para encontrar la palabra precisa en el momento adecuado: dar vueltas a la
cabeza para recordar un término o para poder denominar algo, es lo que se llama
el efecto de la punta de la lengua.
¨ Desorientación tiempo y
lugar.
Suele
pasar sobre todo cuando uno está distraído, pero al igual que con los fallos anteriores,
si estas distracciones ocurren de manera más habitual que de costumbre, puede
ser considerado como una señal de alarma.
¨ Problemas con el
pensamiento abstracto.
Dificultad
en el manejo del dinero, en el cálculo: problemas con el cambio al ir a comprar
o con las cuentas del banco.
¨ Extraviar objetos.
Si
una persona distraída pierde una cosa puede reconstruir los hechos hasta volver
a encontrarla con mayor o menor dificultad. Un enfermo de Alzheimer tiene
dificultades para hacer esa reconstrucción.
¨ Cambios de personalidad
y de humor.
A lo
largo de una vida la personalidad no suele sufrir demasiadas alteraciones.
El
enfermo tiende a cambiar con facilidad de humor y se vuelve más desconfiado,
suspicaz o temeroso.
¨ Disminución de la
iniciativa.
La
persona se vuelve progresivamente más pasiva, tiene menos ganas de desarrollar
actividades que le resultaban placenteras o de acudir a reuniones o eventos
sociales.
Éstas
son algunas de las señales de alarma más frecuentes. Si alguien se siente identificado
con estos signos, no tiene que alarmarse de inmediato, pero sí sería conveniente
consultar con un especialista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario