PROBLEMAS DE CONDUCTA EN LA FASE MODERADA DE LA ENFERMEDAD.
En la segunda
fase los enfermos de Alzheimer presentan la parte más florida de sus alteraciones
de conducta: agresividad, alucinaciones, delirios, agitación... Es precisamente
en esta fase cuando el manejo conductual es más necesario, el familiar tiene
que comenzar a sumir que la persona con la cual ha convivido toda la vida está
cambiando a consecuencia de la enfermedad e incidir en la importancia de la
comunicación no verbal como fuente de manejo de la información.
También es
importante el manejo del denominado fenómeno de la puesta
de sol, el empeoramiento de los enfermos como consecuencia de la pérdida de
la estimulación ambiental.
La causa de este
fenómeno todavía no es muy conocida, aunque existen y se argumentan varias
hipótesis, como la reducción de estímulos que acontece al anochecer, lo cual
genera más inseguridad y sensación de descontrol del entorno; también la
disminución de la luz podría afectar a la capacidad de interpretar los estímulos
(personas u objetos). El hecho de que por la noche exista una mayor actividad
en los domicilios familiares también puede ser una variable a tener en cuenta
en la desorientación y la confusión del enfermo.
En cualquier
caso, estaría implicado un cambio en el entorno que puede provocar reacciones
catastróficas y un empeoramiento en su conducta.
Puede que los
familiares y cuidadores se encuentren más fatigados y transmitan estímulos
negativos al enfermo.
A continuación
se muestran algunas de las alteraciones más frecuentes en esta fase:
Delirios
Los delirios son
una de las alteraciones más frecuentes en la enfermedad de
Alzheimer y
constituyen una de las mayores causas de preocupación entre los familiares.
Por lo general,
aparecen en las etapas intermedias o avanzadas de la enfermedad, siendo los
enfermos con delirios más proclives a un deterioro más rápido y a sufrir
mayores problemas de orientación que los que no presentaban esos síntomas. Al
mismo tiempo, los pacientes con delirios son más agresivos, miedosos, menos
accesibles a cuidados, etc.
Los delirios más
comunes son el robo de sus pertenencias, la infidelidad (llegando a la
celotipia), vivir en otra casa que no es la suya, abandono...
Se
suele dar otro delirio denominado síndrome de Capgras: el enfermo piensa que
las personas de su entorno no son quienes dicen ser.
Cómo actuar.
¨ Facilitar la ubicación en el espacio conocido y familiar.
¨ Buscar desencadenante. Analizar el porqué, el momento antes y
después del delirio.
¨ Nunca seguirles la corriente ni discutir con ellos sobre la
veracidad del delirio.
¨ Mantener conversación con él apoyándonos en las ideas coherentes reforzándolas
y premiando este discurso.
¨ Desviar la atención a actividades o cosas agradables, que se sepa
son del agrado del enfermo.
¨ No dejarle solo.
¨ Se debe intentar orientarle con tranquilidad.
¨ Se debe mejorar en lo posible los déficits visuales y auditivos.
¨ Si los delirios se producen especialmente durante la noche, dejar
una pequeña luz encendida.
¨ Explicarle lo que ve o escucha si no lo entiende, repetir
información.
¨ Cuando el enfermo es muy suspicaz, evitar hablar bajito en su
presencia.
¨ Si no reconoce a un familiar, no contradecirle, tranquilizarle y
una vez tranquilo, explicarle el parentesco.
Alucinaciones.
Las
alucinaciones son alteraciones de la percepción sensorial, que surgen sin que exista
un estímulo real. El enfermo puede ver, oír o tener sensaciones táctiles que no
son reales. Las alucinaciones más comunes consisten en ver cosas o escuchar sonidos.
Cuando un enfermo sufre una alucinación, ésta le parece tan real que las sensaciones
que presenta varían desde un miedo o ansiedad espantosa, en unos casos, hasta
una alegría y sensación de bienestar, en otros.
Cómo actuar.
¨ Evaluación de defectos sensoriales. Por ejemplo, personas con
pequeños déficits auditivos mejoran con la implantación de un audífono (vista y
oído).
¨ Vigilar y revisar los fármacos, consultando las dudas con los
especialistas.
¨ Buscar desencadenante, la razón de esa alucinación, el momento del
día en el que se produce encendida.
¨ Nunca negar la alucinación, recordar que para él es real.
¨ Tranquilizarle, acercarse despacio y siempre dentro de su campo
visual, identificándonos y diciéndole en todo momento quiénes somos.
¨ Podemos intentar distraerle mostrándole algo que le guste.
¨ Si la alucinación no es peligrosa, dejarle.
Agitación.
La
agitación es un estado de intranquilidad y excitación que el enfermo no puede controlar
y que carece de una finalidad aparente. El enfermo se mueve, balancea, frota
las manos o toca algún objeto de manera constante. La agitación puede suceder
momentos antes de que el enfermo se ponga agresivo, por lo tanto, controlarla
es fundamental para evitar la agresividad posterior. Ante un problema de
agitación, lo principal es buscar las circunstancias que hacen que la persona
se comporte de esa manera. Una vez conocidas, es mucho más fácil tomar medidas
para corregirla.
Cómo actuar.
¨ Buscar el contacto visual.
¨ Intentamos tranquilizarle verbalmente.
¨ Intentamos agarrarle las manos, a la altura de las muñecas, con
una suave presión para transmitirle tranquilidad (contacto físico).
¨ Imitación de la respiración del enfermo, en muchas ocasiones los
enfermos tienden a la conducta modelada. La respiración deberá ser cada vez más
lenta.
¨ Cambio de ambiente (deambulamos con él, manteniendo el contacto físico)
dándole seguridad y tranquilidad mientras desviamos la atención.
¨ Analizar lo ocurrido y modificar el entorno.
¨ Siempre dar una respuesta a sus sentimientos, no ignorar, ni
tampoco darle demasiada importancia.
¨ Intentar reducir la estimulación excesiva. Muchos estímulos a la
vez (televisión, radio, ruido de otras áreas de la casa) le producen excitación
y nerviosismo.
¨ Simplificar el ambiente que le rodea, evitar hacer cambios
drásticos.
¨ Que no beba bebidas cafeinadas, estimulantes ni alcohol.
Agresividad.
Cuando
la agitación y/ o la ansiedad del paciente no se afrontan con resultados positivos,
ya sea de forma conductual o farmacológica, pueden sobrevenir conductas
agresivas, tanto para los pacientes como para su entorno más próximo. La
agresividad puede ser debida a múltiples factores: dolor, cansancio, medicamentos,
el entorno —muy exigente o tenso— o la propia enfermedad —al tomar conciencia
de los déficits cognitivos— o por una afectación de las zonas frontales del
cerebro.
Cómo actuar.
¨ No gritar, sujetar, provocar o elevar la voz.
¨ No enfrentarse ni pedir explicaciones.
¨ No hacer gestos bruscos, ni tocarle inesperadamente o por detrás.
¨ Postura empática, receptiva, recordar siempre que la sonrisa es el
amortiguador de la agresividad.
¨ Eliminar o retirar objetos peligrosos del alcance del enfermo.
¨ Buscar el contacto visual facilitando el acercamiento progresivo.
¨ Si el enfermo está muy agresivo o en ese momento no se le puede controlar,
colocarse fuera del alcance de sus golpes.
¨ Preguntarle qué pasa y si le podemos ayudar (con voz suave).
¨ Desviar la atención (verbalmente o ambientalmente).
¨ Anticiparse a la agresividad.
¨ No tomarlo como algo personal.
¨ Olvidar lo ocurrido recordando siempre que la persona agresiva que
está al lado es un enfermo.
Insomnio.
Los
trastornos del sueño en la enfermedad de Alzheimer son frecuentes.
Alrededor
del 40-70 % de los pacientes sufren estas alteraciones, y es uno de problemas
de conducta que más repercuten en los cuidadores.
Durante
el envejecimiento se modifican los patrones habituales del sueño (los mayores
se despiertan más veces, necesitan dormir menos horas que los jóvenes, tardan
más en conciliar el sueño, presentan somnolencia durante el día y realizan siestas
más frecuentes); en la enfermedad de Alzheimer a esto se le une la desorientación
temporoespacial, de tal manera que cuando los enfermos se despiertan por la
noche, se levantan porque no pueden saber la hora que es.
Cómo actuar.
¨ Crear una rutina de horarios de dormir. Programar el sueño.
¨ Evitar las cabezadas diurnas.
¨ Realizar actividad física durante el día, de tal manera que
lleguen cansados a la hora de dormir.
¨ Evitar cenas excesivas o dejarle con hambre. Acostumbrarles a la
rutina de tomarse un vaso de leche tibia ayuda a dormir.
¨ Evitar líquidos excesivos antes de dormir.
¨ No darle bebidas cafeinadas, estimulantes ni alcohol.
¨ Ir al servicio antes de acostarse.
¨ Mantener una temperatura de la habitación adecuada.
¨ Dormitorio tranquilo, si es posible lejos de otras zonas de la
casa donde se produzca ruido ambiental.
¨ Si se levanta, acompañarle para dormir, tranquilizarle y
orientarle.
Conducta sexual inapropiada.
Se
estima que la desinhibición sexual de los pacientes con Alzheimer ronda el 7 %
de los casos. En el caso de enfermos institucionalizados varones hablaríamos el
20-30 % presentan conductas sexuales que implican un conflicto con el personal femenino.
En
general, esta conducta sexual inapropiada tiene que ver con la incapacidad de juicio
crítico y con la desorientación, produciendo la llamada desinhibición como, por
ejemplo, desabrocharse la ropa para orinar en sitios inadecuados, desnudarse
porque se encuentran incómodos o también, en ocasiones, para quitarse el pañal.
Las
lesiones cerebrales pueden afectar a los sistemas que controlan y regulan la conducta
(lesión bilateral de las zonas anteriores y mediales de los lóbulos temporales),
como el síndrome Klüver-Bucy, que se caracteriza por hiperoralidad, placidez
emocional, agnosia y alteraciones de conducta sexual.
Cómo actuar.
¨ No reaccionar de forma alarmante, ni castigarle, ante un problema
de este tipo.
¨ Si se reacciona de forma alarmante se puede producir una fijación,
al no poder comprender si lo que ha hecho es adecuado o inadecuado. Desvío de
atención.
¨ Ayudarle a vestirse llevándole a un lugar tranquilo y adecuado.
¨ Adaptar y modificar la ropa con botones especiales para que no se
la quite con facilidad.
¨ Recordar que cuando hay problemas de masturbación, el paciente
sólo está haciendo lo que le lleva a sentirse bien y no tiene culpa de ello.
¨ Por lo tanto, trate de no darle importancia.
¨ Si hay una exhibición delante de niños o familiares, reaccionar
con naturalidad para no crear un impacto mayor en ellos.
Vagabundeo.
Cuando
el paciente camina sin parar, inquieto, con o sin agitación, sin rumbo ni objetivo
definido, nos encontramos ante un caso de vagabundeo o
deambulación.
Esta conducta puede estar condicionada por el lugar donde predominen las
lesiones cerebrales o por causas externas, como la desorientación temporoespacial,
el miedo, la falta de ejercicio físico o la inseguridad.
También
puede estar provocada por estímulos somáticos, como serían el dolor, el
malestar físico o la sensación de hambre, o por el entorno, con gran cantidad de
estímulos o pobreza de los mismos, poca luz, etc.
Asimismo,
la tendencia de estos pacientes a recordar el pasado provoca situaciones de
deambulación porque quieren ir a su casa, al pueblo o al trabajo.
La
obsesión con perseguir al cuidador principal a todas partes se debe a la inseguridad
y al miedo. Necesitan de una persona como referente para poder tranquilizarse.
Cómo actuar.
¨ Eliminar barreras arquitectónicas que impidan el vagabundeo, como
sillas o muebles en los pasillos, creando de este modo un entorno seguro.
¨ Rodear los nuevos ambientes con objetos familiares.
¨ Buscar el porqué de la conducta, la hora de mayor incidencia, la
causa, y tratarla.
¨ Buscar el contacto visual.
¨ Pasear con él e intentar desviar la atención a otra tarea
gratificante o provechosa de forma serena.
¨ Hablarle, intentar calmarle, evitando una reacción catastrófica
como un grito.
¨ No obligarle a sentarse. Se volverá a levantar.
¨ Dejarle andar. Al tener una mayor actividad física dormirá mejor.
¨ Señal de aburrimiento, intentar aumentar su nivel de actividad
física y mental.
¨ Distraerle.
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